Una viejecita vivía sola con un loro, que se pasaba todo el día gritando:
¡Que muera Peña Nieto!
¡Que muera Peña Nieto!
Un día algunos priístas que vivían en el mismo barrio fueron a hacerle un reclamo a la viejita para que se callara el loro. La viejita, preocupada por quedar mal con el vecindario, le habló al loro:
---¡Lorito!, ¡Mijo!, Cállate, ya no maldigas a Peña Nieto pues en un descuido mío, los vecinos te van a envenenar…
Pero el loro seguía y cada vez que por la ventana veía pasar a alguien, gritaba con su voz chillona y a todo poder: ¡Que muera Peña Nieto! ¡Que muera Peña Nieto!
La viejita fue a hablar con el cura de la parroquia para explicarle la situación a ver si podía ayudarla, y el cura le dijo:
---A ver, hija, lo que podemos hacer es que me traigas al loro y lo ponemos en la misma jaula donde tengo otro que sabe decir misa, el rosario y muchas oraciones. Así, por imitación a ver si se le olvida el asunto y de paso aprende a rezar...
Así se hizo. Al cabo de 15 días la viejita va de nuevo a visitar al cura para ver los resultados y pregunta:
---Padre, ¿que pasó con mi lorito? ¿Ya se reeducó y aprendió la palabra de Dios?
El cura sumamente preocupado le dice:
---Yo creo que la cosa se puso peor, hija mía, porque cuando tu loro dice: "¡que muera Peña Nieto!" el mío responde:
¡Te lo Pedimos Señor!
¡Que muera Peña Nieto!
¡Que muera Peña Nieto!
Un día algunos priístas que vivían en el mismo barrio fueron a hacerle un reclamo a la viejita para que se callara el loro. La viejita, preocupada por quedar mal con el vecindario, le habló al loro:
---¡Lorito!, ¡Mijo!, Cállate, ya no maldigas a Peña Nieto pues en un descuido mío, los vecinos te van a envenenar…
Pero el loro seguía y cada vez que por la ventana veía pasar a alguien, gritaba con su voz chillona y a todo poder: ¡Que muera Peña Nieto! ¡Que muera Peña Nieto!
La viejita fue a hablar con el cura de la parroquia para explicarle la situación a ver si podía ayudarla, y el cura le dijo:
---A ver, hija, lo que podemos hacer es que me traigas al loro y lo ponemos en la misma jaula donde tengo otro que sabe decir misa, el rosario y muchas oraciones. Así, por imitación a ver si se le olvida el asunto y de paso aprende a rezar...
Así se hizo. Al cabo de 15 días la viejita va de nuevo a visitar al cura para ver los resultados y pregunta:
---Padre, ¿que pasó con mi lorito? ¿Ya se reeducó y aprendió la palabra de Dios?
El cura sumamente preocupado le dice:
---Yo creo que la cosa se puso peor, hija mía, porque cuando tu loro dice: "¡que muera Peña Nieto!" el mío responde:
¡Te lo Pedimos Señor!
Tomado de la columna "un minuto" del Diario de Guerrero de 7 de febrero del 2012, diariodeguerrero.com.mx